De convenciones y artículos

Ya no se si sorprenderme o no por las actitudes del Sr. López. Ya se venía perfilando su actitud de renegar cualquier decisión adversa a él, pero yo tenía la esperanza (porque la esperanza es lo último que muere) de que iba a regresar la cordura de este señor. Sin embargo, veo que esto no solo es un sueño, sino que si no lo controlan, puede convertirse en una pesadilla.

Leyendo el discurso que dió ayer en su "asamblea", resulta obvio que lo que quiere lograr AMLO es formar un grupo radical que ataque a la democracía y lo nombren a el presidente. Y no, su objetivo no es "reformar las instituciones", o "mejorar las condiciones del pueblo". Su discurso apunta directamente a un movimiento para que él (y solo él) quede como máxima autoridad del "pueblo". Su llamado es claro y directamente dirigido a que él es el único que los puede gobernar, que es impoluto, incorrupto, etc. como el resto de los mexicanos (porque aparentemente cualquier persona que está en un cargo público y privado es "delincuente de cuello blanco").

Su llamado a la "Convención Democrática" lo basa, como lo ha hecho desde que se le ocurrió la idea, en el artículo 39 Constitucional. Su simpleza (o ignorancia) es tal que cree que un solo artículo representa nuestra constitución. Y el mismo Tribunal Electoral en su dictamen final desecha este tipo de posturas sin sentido. Ellos dicen (énfasis mio):

En el artículo 39 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos se establece, que: la soberanía nacional reside esencial y originariamente en el pueblo, todo poder público dimana del mismo y se instituye para su beneficio, y el pueblo tiene en todo tiempo el inalienable derecho de alterar o modificar la forma de su gobierno. De lo anterior deriva, que al decidir cualquier cuestión concerniente a la integración de los poderes públicos, debe privilegiarse la voluntad del pueblo.

En el párrafo segundo del artículo 41 constitucional se establece, que la renovación de los poderes Legislativo y Ejecutivo se realizará mediante elecciones libres, auténticas y periódicas, de acuerdo con las bases que ahí se precisan, entre las cuales destacan las siguientes: a) los partidos políticos nacionales cuenten de manera equitativa con elementos para llevar a cabo sus actividades (derecho al uso en forma permanente de los medios de comunicación social, financiamiento público); b) la organización de las elecciones federales es una función estatal que se realiza a través del Instituto Federal Electoral, en cuya integración participan el Poder Legislativo de la Unión, los partidos políticos nacionales y los ciudadanos; c) en el ejercicio de esa función estatal, la certeza, legalidad, independencia, imparcialidad y objetividad serán principios rectores; y d) el establecimiento de un sistema de medios de impugnación para garantizar los principios de constitucionalidad y legalidad de los actos y resoluciones electorales, así como para dar definitividad a las distintas etapas del proceso electoral y garantizar la protección de los derechos político-electorales de los ciudadanos de votar, ser votado, de asociación y afiliación libre e individual para tomar parte en los asuntos políticos del país.

Es decir, aunque tenemos el derecho como pueblo de elegir quien nos representa y quien es nuestra máxima autoridad, tenemos también como obligación hacerlo a través de los mecanismos establecidos, los cuales ya actuaron y determinaron quien es el presidente legítimo y legal de México. El Sr. López ya no tiene ningún argumento legítimo para estar actuando como lo está haciendo, pero eso a él nunca le ha importado.