La semana pasada tuve la oportunidad de ver la película Silent Hill, la cual había querido ver desde hace tiempo. Basada en el videojuego del mismo nombre para el Playstation, Silent Hill relata la historia de una mujer que lleva a su hija adoptiva al pueblo fantasma Silent Hill para averiguar porque su hija lo ha mencionado varias veces, durante caminatas nocturnas como sonámbula. Tras averiguar que el pueblo fue abandonado después de que un incendio consumiera una mina de carbón subterránea, el cual continúa ardiendo luego de varias décadas, deciden continuar. Al llegar al pueblo, sufren un accidente y cuando la madre despierta, su hija ha desaparecido. El resto de la película se enfoca en la travesía de la mamá para encontrar a su hija, y en el secreto que encierra el pueblo.
La historia está interesante, aunque el final para mi gusto dejó algunas incógnitas sin resolver (tal vez en espera de una segunda parte, me imagino).
Un dato curioso acerca de la película del cual me acabo de enterar, es que el pueblo fantasma no está basado en el videojuego, sino en un pueblo que realmente existe y que se encuentra en el estado de Pennsylvania en Estados Unidos. Centralia es un pueblo fantasma moderno, con solo 12 habitantes registrados en el 2005, y que sufrió un incendio de sus minas de carbón en 1962 cuando una chispa cayó en una veta de carbón a la intemperie, y desde entonces el carbón ha estado consumiéndose, y se espera que el incendio dure unos 250 años más.